¿Cómo debe sentirse el ser una auténtica estrella del porno? Los actores de cine para adultos suelen ser hombres guapos y atléticos, fornidos y muy bien dotados. Trabajan en algo que para muchos es un sueño, gozar con mujeres hermosas, y encima ganan mucho dinero, fama y popularidad. Tal vez no prestigio, porque el porno todavía sigue siendo un tabú para muchos, pero sí el cariño y el calor de la gente. El deseo de las admiradoras y la envidia de los fans, que siempre quieren ser tú. Solo que la vida no es siempre de color de rosa. Esos mismos actores, incluso los más famosos, también tienen sus malas rachas. Son personas, al fin y al cabo, y pueden tener días malos, problemas con depresiones, adicciones… Cuando un actor porno sale a escena está actuando, por muy bien que se lo pase en su trabajo. Detrás de ese personaje, la persona puede ser totalmente distinta y pasar por un auténtico calvario si no sabe controlar sus pulsaciones.
No hablamos de actores que hayan hecho un par de escenas y se consideren estrellas porno. Esto es algo que le ha pasado a muchas leyendas del cine para adultos, incluido el actor más conocido de las últimas décadas. Rocco Siffredi, el semental italiano que con su imponente dotación ha levantado la admiración de todos en la década de los 80 y 90, y que ahora vive casi retirado del porno. Sigue dirigiendo y produciendo, y en ocasiones realiza algunas escenas de casting para Evil Angels, pero el semental ya no está tan dentro del porno como antes. Y es que el sexo ha sido lo más importante de su vida, para bien y para mal, porque le ha llevado a lo más alto y ha estado a punto de hundirle por completo. Cuando conoció a su mujer, a principios de los años 2000, y tuvieron a su primer hijo, algo cambió en Rocco. El hombre más deseado ya no se sentía igual de motivado a la hora de entregarse al placer ante la cámara. Y es algo que ha intentado dejar en varias ocasiones, pero no ha podido, porque el deseo parece más fuerte que él. Esta es la historia de Rocco Siffredi, con sus luces y sombras.
Quién es Rocco Sifredi
Rocco Tano nació en la preciosa localidad costera de Oltona, en el litoral oriental de Italia. Criado casi en soledad por su madre, Rocco entendió desde muy pequeño lo que era el sexo, ya que empezó a masturbarse con apenas 8 años. No fue el mejor estudiante del mundo y con solo 16 se alistó en la Marina de su país, para intentar encontrar su vocación. Aquello no salió bien, y ya a mediados de los años 80 decidió dar un giro radical a su vida, cuando el porno se cruzó en su camino. Fue a través de Gabriel Pontes, uno de los más míticos actores italianos de la era dorada. El país europeo era, por aquellos tiempos, una de las industrias más potentes en lo que al cine para adultos se refiere. Pero ni siquiera ellos estaban preparados para todo lo que suponía tener a un semental como Rocco ante la cámara.
Su debut fue en el año 1987, ya con 23 años y con bastante experiencia sexual en su vida privada. Lo primero que destacaba de Rocco era su dotación, por supuesto. 23 centímetros de rabo puramente italiano que parecía estar siempre preparado para complacer a las chicas. Su intensidad ante la cámara, su pasión y el morbo que despertaba entre las mujeres le llevaron a convertirse rápidamente en una estrella. A principios de los 90, Rocco ya era el actor mejor pagado de la industria, y estrenaba casi un centenar de películas al año. Su fama fue tal que incluso dio el salto al cine comercial en varias películas, entre las que destacan Romance X. Aquel filme también incluía escenas muy explícitas, pero Rocco pudo demostrar su motivación más allá del sexo, como un actor que rompía con los estereotipos.
El actor más popular de las últimas décadas
Rocco Siffredi lo tenía todo para convertirse en la leyenda que es hoy en día. Tal vez no llegó al porno en su mejor época, porque tuvo que pasar por todo tipo de vicisitudes y cambios en la industria. Viajó a Estados Unidos y se hizo un nombre allí, logrando convertirse en un actor realmente famoso en todo el mundo. Su nombre ya traspasaba la industria y llegaba a los programas de corazón en Italia y casi toda Europa. Los 90 fueron su época de mayor gloria, llegando a abrir su propia productora de porno y empezando también a dirigir, además de aprovechar para aparecer en todas las escenas que podía. Rocco ganó todos los premios eróticos habidos y por haber y se convirtió en una especie de maestro para cualquier joven que quisiera entrar en el porno. Fue el caso de Nacho Vidal, al que acompañó a Estados Unidos e impulsó en su carrera más allá de las fronteras europeas.
Con más de 1.800 escenas hasta el momento y tres décadas y media en la industria, Rocco es un actor inigualable en lo que al porno se refiere. Sus escarceos con el cine convencional no salieron demasiado bien, pero su leyenda en el cine para adultos es cada vez más enorme. Sobre todo porque por más jóvenes que han ido llegando después, ninguno ha sido capaz de igualarle, siquiera de acercarse a él. Con 57 años todavía sigue siendo capaz de emplearse a fondo en una escena, aunque ahora prefiere dirigir y producir. Hay muy pocos que tengan esa cualidad. Como suele decirse, es uno en una generación, como un genio capaz de convertir cada escena en una obra de arte del porno. Pero esto también tiene un precio, y es que Rocco ha confesado ser un adicto al sexo, una afección que en realidad es bastante común entre los actores porno, pero no se tiene muy en cuenta. ¿De verdad es algo negativo? Para el semental italiano sí que lo ha sido.
Una vida entera entregada al sexo
Cuando alguien se lleva treinta años trabajando en lo mismo, al final termina cansado, lo quiera o no. Incluso cuando es algo tan excitante y divertido, al menos sobre el papel, como el sexo. Si trabajas como actor porno es porque el sexo te apasiona, y de hecho, suele ser la principal razón para que muchos comiencen en este negocio. El dinero está bien, pero lo que estos chicos quieren es disfrutar junto a mujeres hermosas. Y si las cosas van bien, lo cumplen y además pueden vivir de ello, como le ha pasado a Rocco. Sin embargo, llega un punto en el que ya no puedes frenar, y por más que quieras, el placer no se siente igual que antes. Da igual que las chicas sean diferentes, más jóvenes, más maduras… Es como si la chispa se hubiera perdido.
Rocco ha tenido tres intentos de dejar el porno, porque sentía que el personaje que había creado le estaba consumiendo. En los tres terminó volviendo, aunque poco a poco se centra en dirigir, más que en actuar. Ha llegado a considerarse un adicto al sexo, y a tener épocas complicadas donde no podía dejar de entregarse al placer, incluso autoimponiéndose un celibato. Desde que se casó las cosas fueron distintas, y ahora asegura que solo tiene ojos para su mujer, con la que lleva casi veinte años y con la que ha tenido dos hijos. La leyenda del porno sigue haciendo de las suyas, pero tal vez haga falta conocer mucho mejor a la persona detrás del mito para entender que no todo es de color de rosa en el porno.