Desde hace años, varios estudios apuntan a la posibilidad de que toda la raza humana sea, de base, bisexual. Es decir, que todas las personas tengamos un gusto sexual amplio, y nos atraigan tanto hombres como mujeres. Es una teoría que, desde luego, todavía está lejos de demostrarse, y que no alude tampoco a una bisexualidad tajante, tal y como la entendemos hoy en día. La mayoría de expertos afirman que hay una parte de nosotros mismos que se va a sentir siempre atraída por nuestro mismo sexo. Tal vez esa parte solo incida un 1%, o incluso menos, en nuestro deseo. Tal vez sea la que ocupe un mayor lugar, y nos consideremos homosexuales. Claro que este tipo de tendencias también pueden estar marcadas, de manera más que obvia, por nuestra propia educación, por la forma en la que crecemos, por la libertad sexual de la que disponemos mientras vamos descubriéndonos a nosotros mismos. La bisexualidad está hoy mucho más aceptada que antaño, aunque todavía queda mucho por andar. De hecho, hay críticas totalmente sin sentido a las personas bisexuales, en tanto que para muchos son inseguras o indecisas.
Hay personas de mente estrecha que pueden llegar a aceptar que un hombre disfrute con otro hombre, pero ve extraño que quiera estar con otro hombre o con una chica, dependiendo del momento. Lo más curioso de todo es que la mayoría, en entrevistas anónimas, afirman haberse sentidos atraídos por personas de su mismo sexo. Esto está mucho más naturalizado entre mujeres, ya que incluso tienen ciertos juegos donde se besan, se abrazan o se dan cariño, de una forma más liberal. Los hombres, tal vez por esa visión negativa que todavía se tiene de la homosexualidad en muchos casos, son mucho menos dados a ese tipo de muestras de cariño. Esto se denota perfectamente en un mundo tan masculinizado como el porno, base además de buena parte del conocimiento sexual para los más jóvenes. Si el porno incide en nuestra forma de entender la sexualidad, ¿cómo podemos esperar que se acepte la bisexualidad desde el punto de vista masculino? Esta, en el porno no existe, o está tan escondida que es prácticamente imposible de encontrar.
Un espejo de las fantasías humanas
La pornografía nace con el cometido de convertirse en un espejo sobre las fantasías humanas. Aunque aquí deberíamos concretar un poco más y aludir a las fantasías masculinas, ya que el público mayoritario que ve este tipo de contenido son varones. Las cosas están empezando a cambiar en los últimos tiempos, pero la incidencia de la mirada femenina en el porno sigue siendo insuficiente. Lo masculino, lo varonil, está en el centro de la producción pornográfica desde siempre, y el prisma que se utiliza es el del hombre heterosexual. Por eso hay muchas escenas donde aparecen dos mujeres besándose o teniendo relaciones, una fantasía masculina habitual. Sin embargo, esto no ocurre con dos hombres, ya que la industria entiende que su público objetivo no desea ver ese tipo de escenas.
¿Estamos hablando entonces de cierta discriminación? A estas alturas no vamos a imponerle a la pornografía que trate de representar de manera adecuada los modelos tan diversos que existen en la vida sexual cotidiana. Porque de hecho, no es la función del cine para adultos. Esto es ficción, es una fantasía llevada a la pantalla, y de esa manera se tiene que entender también por el espectador. Pero entonces, ¿no hay hombres que sientan curiosidad por ver escenas donde dos chicos y una chica tengan un verdadero trío? Es decir, una relación de todos con todos, donde la chica no sea solo el vínculo entre los dos hombres, sino que ellos también tengan contacto. Este tipo de escenas, aunque existen, están sepultadas bajo millones de vídeos donde el hombre solo tiene sexo con la mujer. Y claro que existe también el porno gay, pero en este sentido, las relaciones son solo con otros hombres, y las mujeres desaparecen de escena.
Actrices dispuestas a todo
Si nos centramos en la actividad de las actrices entendemos muy bien el doble rasero que el porno utiliza en este tema. La mayoría de actrices que destacan en la industria han tenido escenas lésbicas, o al menos han participado en relaciones con otras mujeres ante la cámara. De hecho, en algunos casos, las actrices porno comienzan solo con escenas con otras chicas, a pesar de que su orientación sea heterosexual, o al menos bisexual. Digamos que las chicas están mucho más abiertas a este tipo de relaciones que los hombres. Ver a una mujer besar a otra mientras es penetrada por un chico es algo tan normalizado en el porno que nadie piensa si es bisexual o no. Si el penetrado fuera el chico, por más que estuviera besando a una mujer, seguramente se le consideraría homosexual.
La industria impone unas reglas a todos aquellos que quieren participar en ella. Las chicas que comienzan en el porno saben bien que lo que el espectador busca es precisamente el morbo. Por eso no se limita a hacer lo que se espera de ella, tener relaciones con un chico, sino que se atreve también con una mujer. ¿Son estas actrices bisexuales en la vida real? Muchas sí, como ya han reconocido públicamente. Pero en otros casos, las actrices simplemente se meten en el papel y se dejan llevar, por más que no disfruten tanto del sexo con otras mujeres. Es aquí donde demuestran ser profesionales de la actuación, como ocurre también con otras actrices de cine comercial. Hay muchos casos de películas y series donde sus protagonistas han interpretado a personas bisexuales y homosexuales, sin serlo en la vida real. Claro que llegar a tener sexo ya es otro tema distinto…
¿Por qué no se da tanto en los hombres?
La respuesta más clara a esta pregunta tiene que ver con el público objetivo que, a estas alturas, sigue viendo porno. La industria se enfoca a los varones jóvenes y adultos, heterosexuales, que buscan ver cumplidas sus fantasías en la pantalla. De ahí que el contenido sea tan marcadamente masculinizado, y en muchas ocasiones incluso machista. La mujer es protagonista pero solo como objeto de deseo y satisfacción. El hombre sigue siendo quien manda en la relación. Hoy por hoy, y gracias a la expansión del porno a través de Internet, está claro que tenemos una mayor variedad de contenido. Sin embargo, la visión principal, la más extendida, sigue siendo la misma que en los años gloriosos de la industria.
El hombre es el objetivo, así que hay que darle lo que busca. Sin embargo, un estudio lanzado hace un par de años determinaba que las personas que más porno consumían eran, precisamente, bisexuales. Al menos así se determinaban ellos mismos, en una encuesta realizada entre miles de personas que accedían a una página web pornográfica. La cantidad de horas que estos usuarios veían porno era considerablemente superior a la de aquellos que se definían como homosexuales o simplemente heterosexuales. ¿Significa esto que las personas bisexuales disfrutan más del porno? ¿Es la apertura sexual de los últimos años lo que ha propiciado que este tipo de orientación sea ahora más popular entre los fans del contenido explícito? Tal vez a partir de ahora la industria se enfoque más también en ese público, y podamos ver escenas mucho más diversas y diferentes.